miércoles, 31 de octubre de 2007

Nota del Cdte. (R) RICARDO MENZEL ZANZI


Acusamos recibo de la notable relacion enviada por el Capitan de Navio (R) RICARDO MENZEL ZANZI, quien fuera gobernador maritimo y Comandante de la Estacion Naval de Isla de Pascua desde 1991 hasta 1999. Se trata pues de la autoridad de mayor rango y permanencia en toda la historia de Isla de Pascua
Para quienes desconocen los detalles y el contexto de la anexion y la accion integradora del Estado Chileno en Rapa Nui, recomendamos leer esta concisa pero prolija, acuciosa y esclarecedora narracion.
Hacemos presente que durante su estadia en "Te pito te henua", el comandante Menzel aprendio la lengua vernacula, se gano merecidamente un lugar en el corazon de los islenos, se interiorizo de las costumbres y tradiciones ancestrales de la comunidad local, siendo reconocida autoridad en Historia y Cultura de la Isla, al tiempo que bajo su mando radio VAIKAVA (Radio comunitaria administrada por la Armada de Chile) se convirtio en faro de chilenidad y centinela de nuestra soberania.
Transcribimos la nota del comandante Menzel, ilustrandolas con algunas fotografias tomadas durante el ejercicio de su gestion de mando

ISLA DE PASCUA CHILENA

La historia de la Humanidad está llena de episodios, acaecidos en todas las épocas y en múltiples rincones del planeta, que se refieren al encuentro entre culturas diversas. Cuando los modos de ser han chocado violentamente, ha sido, casi siempre, por causa de actitudes egoístas e intransigentes. Pero también las crónicas del pasado nos relatan momentos plenos y sublimes, en los que las diferencias se hermanan, al compartir normas, usos y costumbres en procura de un ideal común.

En este contexto, nuestras mentes evocan el reciente aniversario de la anexión de la hermosa Rapa Nui a la soberanía nacional.

Desde el arribo de Hotu Matúa y durante siglos, "Te pito o te henúa" se mantuvo ajena a la globalidad, perpetuando una forma de vida que, hasta ahora, los impertérritos rostros de sus "moais" conservan como un insondable y atrayente misterio. Sin embargo, una vez que se abrieron las rutas de navegación, fue inevitable que se produjesen encuentros con los "mataroas" (marinos), los que trajeron, como hemos visto, algunas veces buenas y otras veces malas experiencias para los habitantes de Rapa Nui.

En virtud a lo anterior, permítanme comparar la celebración de esta anexión con la buena experiencia de un compromiso libremente asumido por la comunidad pascuense y los "mataroas" que arribaron hasta aquí enarbolando el tricolor patrio.

La incorporación de la cultura Rapa Nui a la comunidad chilena tiene un hermoso desarrollo, no exento del romanticismo y la espiritualidad, que hacen imperecederas algunas obras humanas, como la que felizmente concretara Policarpo Toro. Más aún, la recalada del primer buque chileno a Isla de Pascua está cargada de simbolismo para todos nosotros, porque no sólo traía a su bordo al Guardiamarina Toro, sino que también como Oficial al Teniente Primero don Arturo Prat Chacón.

Varios de los Guardiamarinas se enamoraron de la isla, especialmente Ignacio Gana, quien vertió en su diario de navegación un emotivo relato de los crueles padecimientos y el riesgo de exterminio que se cernía sobre los escasos rapanuis que habían sobrevivido al masivo secuestro, perpetrado por una flota esclavista peruana, apenas ocho años antes de esa fecha.

No fue Policarpo Toro uno de aquellos "marinos que dejan una promesa y no vuelven nunca más", él regresó a Hanga Roa en 1875, nuevamente a bordo de la O'Higgins, y en 1886, como Segundo Comandante de la Abtao. Y ese hombre, que llevaba esta tierra en su corazón, no cejó en su empeño hasta que el gobierno del Presidente Balmaceda autorizó a adquirir al particular John Brander sus reclamos sobre terrenos insulares de Isla de Pascua, primero en Valparaíso y después en Tahiti.

Cumplidos estos trámites, recaló en Hanga Roa el 9 de Septiembre de 1888, ahora como Comandante del transporte Angamos, para asumir, con el acuerdo de personalidades relevantes de la isla y en presencia de testigos de Brander, la soberanía entera de la isla "cedida para siempre y sin reserva al Gobierno de la República de Chile", según consta en documentos de la época. Desde entonces forma parte del territorio nacional, cambiando la morfología de una larga faja de tierra aledaña a los Andes, por el de un espacio triangular, integrado a la Cuenca del Pacífico.

Así es como realmente tuvo lugar la histórica consolidación de las amigables relaciones entre insulares y continentales. Ellas nacieron sobre las cubiertas de los buques de la Armada y se sellaron con un compromiso suscrito a perpetuidad, en este lugar, entre Atamu Tekena y Policarpo Toro. Esa fecunda unión se acerca ya a los 120 años, más de dos bodas de oro entre las orillas más distantes de un mismo Mar de Chile.

Las instituciones transcienden a las personas y perduran para siempre. Por eso, cuando los nombres de los "Kapes" (Jefes navales) se olvidan, quedan sólo en el recuerdo aquellas nobles obras en beneficio de Rapa Nui, como lo fueron la radioestación naval en 1938, la primera posta médica en 1939 y la administración naval de la Isla entre 1953 y 1965.

En la actualidad la Armada, la Fuerza Aérea e instituciones fiscales han redoblado sus esfuerzos para proveer a la isla de una eficaz Autoridad, que vela por la seguridad de la vida humana en el mar, en el aire, el abastecimiento, los servicios básicos, y la preservación de su ecosistema.

Al recordar, someramente, en esta ocasión los principales sucesos que marcan las luces y sombras de una historia compartida, os invito a meditar sobre este nuestro gran desafío: Superar las mezquinas diferencias e integrar generosos esfuerzos en pro del Bien Común. Ese es el espíritu que animó a Policarpo Toro cuando se enamoró de Rapa Nui, y de tantos otros "mataroas" que, como quien suscribe, han recalado con ilusión y han zarpado al continente con profunda nostalgia. Ese es el espíritu que anima a los marinos de hoy y de siempre.

No es posible que hoy, frente a insanas expresiones independentistas, todos los chilenos contemplemos impávidos el veneno que oscuros personajes esparcen en las tranquilas conciencias de nuestros hermanos rapanui, aprovechándose de su buena fe y reconocida afabilidad. Debemos unirnos en torno a un fin común: Defender la soberanía de nuestra Patria.

Quiera Dios que nuestra esperanza pueda concretarse al más breve plazo, a fin de que, hermanados por una unidad de destino en lo universal, los chilenos que habitamos desde el altiplano nortino hasta las frías estepas magallánicas, en el desierto oceánico, en las populosas ciudades, en los promisorios puertos y en la hermosa Rapa Nui, seamos capaces de enfrentar con éxito, el desafío de este nuevo milenio que se centrará en el Océano Pacífico, el mismo que ha prometido, desde siempre, un futuro esplendor a nuestros hijos.




RICARDO MENZEL ZANZI
CAPITÁN DE NAVÍO
EX COMANDANTE ESTACIÓN NAVAL
ISLA DE PASCUA 1991-1999

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